Pedro José Arrieta
Contador Público, doctorando en Estudios Fiscales (México), Magister en Derecho Tributario de la Universidad Externado de Colombia, Especialista en Impuestos, Contador Interamericano Certificado en las NIIF para las PYMES, por la Asociación Interamericana de Contabilidad
En estos momentos de incertidumbre, cuando todo tiende a preocupar, y los gobiernos se encuentran en encrucijadas sin salida al corto plazo, se hace necesario ver escenarios factibles de éxito. Cuando las interrogantes son mayores y el pueblo está más inconforme con el actuar del gobierno, propender el cuidado y la conservación de la vida, lograr mantener el equilibrio entre la salud, la economía, el medio ambiente, no es tarea fácil para ningún gobierno, sin importar sus posiciones ideológicas.
Todo en la existencia del ser humano ha cambiado, la Tierra ha evolucionado, pero la política del tributo se mantiene y cada vez con mayor fuerza. Las fuentes de financiación de los estados son cada vez más escasas y complejas, el recaudo, ya sea mediante la financiación con la banca interna o externa, está al mínimo y poco es lo que puede conseguir por esta vía. Los ingresos propios producto de las inversiones y activos del Estado son cada vez menores, por no decir nulos y las empresas que aún se conservan, en su gran mayoría arrojan déficits negativos, producto de la mala administración o por efecto de la falta de apoyo estatal. Como se puede evidenciar, la única opción que le queda al Estado para financiar los proyectos y gastos sociales son los tributos.
Según el informe realizado a Colombia por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) al evaluar la gestión realizada por Colombia con corte a octubre de 2019, muestra cómo las empresas pequeñas representan cerca del 90% del total en Colombia y la más alta fuente de empleo, tal como se puede ver en la tabla siguiente:
Las pequeñas empresas en Colombia representan un 87,2%, donde el primer rango se refiere al número de empleados que oscila de 1 a 9 trabajadores; así mismo según el informe, la informalidad hace estragos en estas mismas. Con todo lo contextualizado anteriormente, se vendrán a nuestra mente interrogantes interesantes, como: ¿Estas empresas al ser informales pagan impuestos?, ¿Cuánto pierde el gobierno en recaudo por este porcentaje de empresas informales?
En el siguiente cuadro se muestra como estas pequeñas empresas en su gran mayoría son informales, entonces el interrogante a plantear es: ¿Por qué existe esta gran cantidad de empresas informales en Colombia?
El mismo informe (OCDE, 2019) revela que la tramitología y el costo de constituir empresas en Colombia es enorme, lo que hace que la informalidad crezca a pasos enormes. Lo que no dice el informe es que la carga tributaria para esas pequeñas y medianas empresas es gigantesca, tanto en impuestos directos, como indirectos. Aunque el informe revela que estamos un poco mejor que el promedio de América Latina y el Caribe, no deja de ser preocupante.
Lo que se puede concluir es que, los altos costos, la tramitología, y la elevada carga tributaria, no ayudan a crear empresas formales, y por su parte las acciones gubernamentales poco o nada ayudan a evitar la informalidad.
El gobierno tiene que seguir apostándole a la creación de mecanismos, como impuestos simples o exenciones tributarias pro tempore, que busquen dar un respiro a estas pequeñas empresas, para que puedan ser sostenibles en el tiempo y no mueran en el intento. La siguiente tabla indica los costos en Colombia para crear empresas en comparación a los de la OCDE y América Latina y el Caribe.
Para que haya una pronta reactivación económica y pueda surgir un crecimiento productivo, el gobierno actual debe apostarle a un entorno empresarial eficiente, innovador y formal. Para lograr este objetivo, a mi modo de entender, es el aparataje gubernamental quien debe acortar los trámites complejos y sus altos costos al momento de crear empresas en Colombia, así mismo debe crear regímenes preferenciales en materia tributaria para las pequeñas y medianas empresas, ya que son las que representan el mayor número de empleos actualmente.
En Colombia para las pequeñas y medianas empresas el acceso al crédito con la banca es limitado, por no decir que nulo, producto de los altos requisitos que se les solicita, por lo que el Estado debe facilitar el acceso al crédito, tal vez por la vía de ser garante de los créditos y de esa forma brindarle a la banca la seguridad del retorno del préstamo, claro que con tasas preferenciales para los pequeños empresarios.
Como se señaló anteriormente, la formalización es muy costosa, razón por la cual, la estrategia es crear un régimen especial de tributación condicionado para estas empresas.
El régimen debe consistir en cero costos en los trámites de creación, acceso al crédito con aval del Estado, tasas de impuestos progresivas de acuerdo con el volumen de ingresos y al número de trabajadores que empleen las mismas. Este régimen busca varias cosas, garantizar la formalización del empleo, estabilidad económica para las empresas, impuestos para el Estado en proporción a los ingresos y al número de trabajadores que estas empresas incluyan de manera formal a sus nóminas, a mayor número de trabajadores menos impuestos a pagar. Ya es una realidad probada que las altas cargas tributarias son nefastas para el crecimiento económico, ya que frenan la competitividad, la productividad, y la creación de nuevos empleos formales. Es importante decir que la reactivación económica también debe venir acompañada de un achicamiento del andamiaje burocrático Estatal, debe reducir su gasto administrativo. Se requieren Estados potentes, dinámicos, austeros, eficientes y de tamaños adecuados a la realidad país.
La vida, la salud, la economía, el medio ambiente y la solidaridad de todos son necesarios para lograr una reactivación equilibrada. El Estado tiene que apostarle a generar acciones claras, contundentes en pro de salir de la crisis, acompañado de los empresarios que son al final los que generan empleos y dinamizan la economía.
Dejo al lector la invitación a reflexión con una frase del gran poeta y dramaturgo Alemán Bertolt Brecht: «La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer».
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